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En la mañana del Sábado Santo, tiene lugar en Tudela la función del Volatín,escenificación de carácter religioso popular del ahorcamiento de Judas, es en la plaza de los Fueros o Nueva, la tradición dice que data este acto del siglo XVI, documentalmente se conoce como fecha de inicio el año 1732, donde se compraron materiales para la construcción.
Previamente se procede a leer un pequeño pregón por parte de algún personaje peculiar o famoso.
Posteriormente, se coloca el muñeco articulado de madera en su eje, disfrazado según la organización, por algún hecho llamativo.
Se procede a encender su enorme puro petardo, que tras explotar y destrozar sus ropajes con la explosión (esa es la idea) es zarandeado una y otra vez, hasta que lo que queda de su traje cae al suelo.., y lo que no cae, uno de los operarios del artilugio, lo rasga y lo arroja al suelo.
Una vez retirado el muñeco, el Volantín, del balcón se procede a arrojar cientos de balones a la plaza, donde una vez mas, los "niños" de entre 16 años y 40 años, situados estratégicamente, cerca de la casa del Reloj se disputan con empujones, manotazos, pisotones.. los citados regalos.
Los auténticos niños, tienen que conformarse en ver el espectáculo desde lejos, ya que sería peligroso meterse en el "frente" de batalla para disputarse las chucherías y balones que caen al suelo, algo que se critica desde siempre, pero la tradición es la tradición..¿o se puede cambiar?, de echo Luis M. Royo, en su pregón, pidió que dejaran a los auténticos niños coger los regalos, en vano.
El Volatín
La Cofradía, de cuyos fondos se ha pagado hasta el presente siglo el gasto que el “Volatín” ocasiona [a comienzos del presente siglo el Ayuntamiento pagaba 50 pesetas, para que la Cofradía no se viera en el caso de suprimir sus tradicionales funciones de el Volatin y en Angel, sin duda para infundir saludable temor de Dios a los que se atrevan a comulgar indignamente, quiso ponerles delante este espectáculo sin duda alguna grotesco y ridículo.
Es tanto más profana esta alegoría, cuanto que el monigote, a fuerza de dar vueltas y traqueos, suele todos los años deshacerse sus ropas en pedazos a la plaza, poco más o menos como debió suceder a Judas con su cuerpo cuando a la violencia de las contorsiones que debieron preceder a su desgraciada muerte, se desgajó la rama de la cual se había ahorcado, cayó al suelo y, como nos dice el Evangelio, se reventó: Difussa sunt omnia viscera eius.
No es una afirmación gratuita cuanto se dice del significado del Volatín como significado de la muerte de Judas, porque aparte de que así ha venido transmitiéndose de padres a hijos, varias veces se hacen constar algunos detalles en el libro de la Cofradía, cuando se relacionan las partidas de gastos, como por ejemplo: “Por vestir a Judas 17 reales “; en otro lugar de las actas a esta función se le llama “el azotamiento de Judas”.
Así viene celebrándose casi desde los comienzos de la Cofradía, sin que se haya interrumpido más que los cinco años comprendidos entre 1809 y 1813 en época de la Guerra de la Independencia contra los Franceses.
Se celebraba primero en la Plaza de Santa María, en uno de los balcones laterales de la Casa Consistorial, se hacía un árbol de fuego, se quemaban cohetes y la noche del Sábado Santo había hoguera e iluminación en la plaza, para que se vieran mejor los restos maltrechos del Volatín que, según parece, permanecía colgado y estropeado hasta el mediodía de Pascua, lo que indica el deseo de que todos se fijasen en el castigo de Judas, con un fin religioso.
Sus orígenes se remontan al lejano siglo XIV. El Sábado Santo, a las 10 de la mañana, en la plaza de los Fueros de Tudela, podrán asistir a este particular acto que simboliza la agónica muerte del traidor Judas Iscariote que entregó al Maestro a sus enemigos por unas pocas monedas.
Un muñeco o pelele de madera, con sus miembros articulados, vestido burlescamente y con un puro-petardo en la boca espera resignado que prendan su mecha. Con movimientos frenéticos, comienza a dar vueltas de manera imparable hasta que su traje y zapatos caen en jirones entre la muchedumbre.
Los presentes, especialmente los más pequeños, se los disputan junto a la lluvia de caramelos y balones que lanza la Orden del Volatín.
Salud2
Previamente se procede a leer un pequeño pregón por parte de algún personaje peculiar o famoso.
Posteriormente, se coloca el muñeco articulado de madera en su eje, disfrazado según la organización, por algún hecho llamativo.
Se procede a encender su enorme puro petardo, que tras explotar y destrozar sus ropajes con la explosión (esa es la idea) es zarandeado una y otra vez, hasta que lo que queda de su traje cae al suelo.., y lo que no cae, uno de los operarios del artilugio, lo rasga y lo arroja al suelo.
Una vez retirado el muñeco, el Volantín, del balcón se procede a arrojar cientos de balones a la plaza, donde una vez mas, los "niños" de entre 16 años y 40 años, situados estratégicamente, cerca de la casa del Reloj se disputan con empujones, manotazos, pisotones.. los citados regalos.
Los auténticos niños, tienen que conformarse en ver el espectáculo desde lejos, ya que sería peligroso meterse en el "frente" de batalla para disputarse las chucherías y balones que caen al suelo, algo que se critica desde siempre, pero la tradición es la tradición..¿o se puede cambiar?, de echo Luis M. Royo, en su pregón, pidió que dejaran a los auténticos niños coger los regalos, en vano.
El Volatín
La Cofradía, de cuyos fondos se ha pagado hasta el presente siglo el gasto que el “Volatín” ocasiona [a comienzos del presente siglo el Ayuntamiento pagaba 50 pesetas, para que la Cofradía no se viera en el caso de suprimir sus tradicionales funciones de el Volatin y en Angel, sin duda para infundir saludable temor de Dios a los que se atrevan a comulgar indignamente, quiso ponerles delante este espectáculo sin duda alguna grotesco y ridículo.
Es tanto más profana esta alegoría, cuanto que el monigote, a fuerza de dar vueltas y traqueos, suele todos los años deshacerse sus ropas en pedazos a la plaza, poco más o menos como debió suceder a Judas con su cuerpo cuando a la violencia de las contorsiones que debieron preceder a su desgraciada muerte, se desgajó la rama de la cual se había ahorcado, cayó al suelo y, como nos dice el Evangelio, se reventó: Difussa sunt omnia viscera eius.
No es una afirmación gratuita cuanto se dice del significado del Volatín como significado de la muerte de Judas, porque aparte de que así ha venido transmitiéndose de padres a hijos, varias veces se hacen constar algunos detalles en el libro de la Cofradía, cuando se relacionan las partidas de gastos, como por ejemplo: “Por vestir a Judas 17 reales “; en otro lugar de las actas a esta función se le llama “el azotamiento de Judas”.
Así viene celebrándose casi desde los comienzos de la Cofradía, sin que se haya interrumpido más que los cinco años comprendidos entre 1809 y 1813 en época de la Guerra de la Independencia contra los Franceses.
Se celebraba primero en la Plaza de Santa María, en uno de los balcones laterales de la Casa Consistorial, se hacía un árbol de fuego, se quemaban cohetes y la noche del Sábado Santo había hoguera e iluminación en la plaza, para que se vieran mejor los restos maltrechos del Volatín que, según parece, permanecía colgado y estropeado hasta el mediodía de Pascua, lo que indica el deseo de que todos se fijasen en el castigo de Judas, con un fin religioso.
Sus orígenes se remontan al lejano siglo XIV. El Sábado Santo, a las 10 de la mañana, en la plaza de los Fueros de Tudela, podrán asistir a este particular acto que simboliza la agónica muerte del traidor Judas Iscariote que entregó al Maestro a sus enemigos por unas pocas monedas.
Un muñeco o pelele de madera, con sus miembros articulados, vestido burlescamente y con un puro-petardo en la boca espera resignado que prendan su mecha. Con movimientos frenéticos, comienza a dar vueltas de manera imparable hasta que su traje y zapatos caen en jirones entre la muchedumbre.
Los presentes, especialmente los más pequeños, se los disputan junto a la lluvia de caramelos y balones que lanza la Orden del Volatín.
Salud2